“El sistema sanitario español es excepcional”

ÁNGELA NIETO. Científica doctora en Bioquímica y Biología molecular.

Por SONIA MARCO

Buscar soluciones en el origen de la vida a problemas que se presentan al final, es el punto de partida de las investigaciones de la científica experta en biología molecular Ángela Nieto, investigadora del Instituto de Neurociencias del CSIC y una de las mayores expertas mundiales en la lucha contra el cáncer. Sus investigaciones sobre la reactivación del mecanismo Snail de las células, responsable de su migración, en las cancerígenas está siendo clave para diseñar terapias que atajen la metástasis tumoral, causante del 90% de las muertes por cáncer.

Ángela Nieto en las estancias del Instituto de Neurociencias.Tras doctorarse por la Universidad Autónoma de Madrid en 1987, Ángela Nieto (Madrid,1960) comenzó a trabajar en el campo de la biología molecular en el Instituto de Investigaciones Biomédicas AS en Madrid y después partió al National Institute for Medical Research de Londres, donde trabajó en el aislamiento de genes implicados en el desarrollo del sistema nervioso. En 1993 volvió a España para incorporarse al CSIC como científica titular, y desde entonces dirige un equipo de investigación centrado en los movimientos celulares durante el desarrollo embrionario y su relación con las patologías de adulto.

En 2004 fue promocionada a Profesora de Investigación y se trasladó con su equipo al Instituto de Neurociencias de Alicante, donde sigue investigando cómo los mecanismos que permiten la vida, son los causantes también de la metástasis tumoral, la mayor causa de la muerte por cáncer.

—¿En qué consiste exactamente su descubrimiento?

—Tras trabajar más de 20 años en el proceso de formación de embriones, mi equipo y yo hemos encontrado cuál es el mecanismo necesario para formar las metástasis. Descubrimos que las células, además de dividirse y diferenciarse para formar los distintos órganos, tienen que saber dónde deben colocarse. Hay muchas que nacen muy lejos de su destino y para ello deben adquirir la capacidad de moverse, de poder emigrar. Cuando encontramos el mecanismo molecular que lo permite, pensamos que algo parecido utilizarían las células cancerosas para formar la metástasis y, efectivamente, comprobamos que es así. Es decir, que el cáncer utiliza mecanismos que no corresponden al individuo adulto, sino a los embriones, para mover las células de un sitio a otro.

—¿Este descubrimiento determina la posibilidad de aparición del cáncer en el individuo adulto?

—Al estudiar el embrión aprendemos cómo se comportan las células cancerosas, pero lo interesante es ver cómo en el origen del cáncer, que es un proceso muy complejo en el que se producen alteraciones en el control de todo tipo de procesos de las células, lo que ocurre es que se encienden cosas que deberían estar apagadas.

El hecho de que cada célula del cuerpo funciona de una forma distinta se debe a que aunque todas las células tienen el mismo material genético, cada tipo tiene encendido el interruptor de unos genes y apagado el de otros. Los programas genéticos embrionarios constan de una serie de interruptores encendidos que son fundamentales, y uno de ellos es el del movimiento celular. Cuando las células en el embrión llegan a su destino, se apaga, pero cuando hay cáncer, al deteriorarse los mecanismos de control, se encienden y se pagan sin control estos interruptores y activan mecanismos que no tocas, y uno de ellos es la migración de las células cancerosas a otros órganos, lo que las disemina por todo el cuerpo y forma metástasis.

—¿Cómo es entonces de clave este descubrimiento para la elaboración de una terapia que combata la metástasis?

—En el momento que encontramos este mecanismo molecular, la comunidad científica y las farmacéuticas pensamos que habría que prevenir ese encendido del interruptor para que no se formara la metástasis, pero lo que ocurre es que en el momento del diagnóstico ya hay muchas células que han salido del tumor primario sin metástasis.  Si en ese momento paramos el mecanismo del movimiento, no la podremos evitar y por ello hay que ser muy cautos en el tratamiento a aplicar en cada caso.

—Con este importante descubrimiento, ¿podemos decir que estamos cada vez más cerca de poder evitar la metástasis?

—Siempre estamos más cerca, la investigación del cáncer ha progresado muchísimo en los últimos 25 años, pero depende del tipo de cáncer. Hay tumores que tienen todavía mal pronóstico y otros mucho mejor que entonces, como el de mama, que hace dos décadas tenía una supervivencia a cinco años del 15% y ahora es justo al revés, la supervivencia es del 85%.

Lo que está haciendo avanzar el proceso es la ciencia base y el conocimiento de los mecanismos moleculares y de la biología de la célula cancerosa. Necesitamos seguir trabajando mucho, porque el cáncer no es una enfermedad, son cientos de enfermedades con sus peculiaridades. De todos ellos, conviene hacer hincapié en la prevención del melanoma, pues vivimos en un lugar fantástico pero con un sol tremendo y hay que concienciar a la población para que se proteja mucho de la luz ultravioleta. El melanoma es uno de los tumores donde menos se ha avanzado, aunque hace pocos años ha surgido una terapia novedosa relacionada con el fortalecimiento del sistema de defensa, la inmunoterapia del cáncer, que está teniendo unas perspectivas fantásticas para este tipo de cáncer.

Viniendo del conocimiento íntimo de la célula tumoral y de cómo está cuando todavía no es un tumor, nos ayuda a entender los procesos que diseñan mejores terapias, y todo viene de ahí: de cómo el cuerpo responde a la célula tumoral.

Ángela Nieto en las estancias del Instituto de Neurociencias.—Lo que más alarma a la población es que, aun llevando una vida sana y sin excesos, se padece cáncer, aparte de la predisposición genética, ¿hay otros factores que lo provocan?

—Hay dos mecanismos que inducen al cáncer: la genética y la epigenética. Está demostrado hay unas mutaciones que se transmiten de padres a hijos y dan esa mayor susceptibilidad a padecerlo por predisposición genética. Pero luego hay factores epigenéticos como el tabaquismo, una mala alimentación o el exceso de exposición al sol, ante los que el cuerpo tiene que responder.

El cáncer, como cualquiera en la vida, es una cuestión de probabilidades. Es más probable que lo suframos en la edad adulta, ya que el cuerpo va acumulando daños, al igual que las células, dependiendo del tipo de vida que llevemos. Por tanto, es importante concienciar a la población sobre estos riesgos y que lleven una vida mucho más saludable.

—Tu investigación está centrada en el origen de la vida para, precisamente, solucionar las consecuencias de su final…

Es una visión global de mucho sentido que nos ha ayudado a interpretar las cosas, pues el cáncer y otras enfermedades en las que estamos trabajando como la degeneración de órganos con la fibrosis, tiene que ver con la edad. Las células se va deteriorando como consecuencia del tiempo, y puede ser mayor o menor dependiendo del tipo de vida que estemos llevando.  

El paso del tiempo siempre influirá y el envejecimiento es un fenómeno natural, fisiológico, lo importante es que cómo estamos llegando, cuándo llegamos y en qué condiciones, para lo que podemos mejorar nuestros hábitos y prevenirlo.

—¿Cuándo llegarán a los hospitales estas terapias?

—Los científicos nunca diremos cuándo, pues los avances y su aplicación llegarán a los hospitales  cuando pasen los controles de calidad, con un protocolo muy estricto establecido a nivel internacional que lleva muchos años. Pero en el momento en que estén disponible los tratamientos para los diferentes tipos del cáncer, los hospitales españoles se incorporarán, como el caso de la inmunoterapia, un tratamiento enormemente caro y que ya se está aplicando en nuestros hospitales de la seguridad social, algo muy meritorio de nuestro sistema público de salud. Porque el sistema sanitario español es excepcional y la población lo debe saber: es universal y de muy buena calidad, lo debemos defender. Es verdad que tenemos listas de espera, pero es que hay lugares donde ni siquiera las hay porque no existe una sanidad universal, y no son países lejanos ni pobres.

Ángela Nieto en las estancias del Instituto de Neurociencias.Ciencia y mujer

—Respecto al papel y la visibilidad de la mujer en la ciencia, ¿está avanzando en nuestro país?

—En España la mujer científica no está peor que en otros países, de hecho en otros europeos está bastante por debajo en términos de presencia en puestos de responsabilidad. Personalmente, no he sufrido discriminación por motivo de sexo, pero es verdad que existe una tijera en todas las ciencias y sobre todo en las llamadas profesiones STEM – ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas-, donde hay muchas diferencias; en las profesiones sanitarias hay menos.

—¿Qué ocurre entonces cuando la mujer abandona la universidad y se incorpora al mundo laboral?

—Hay dificultades sociales. Al principio hay muchas mujeres en la universidad, más que hombres, en las carreras de ciencias incluso, pero después en el ámbito laboral encontramos menos por la estructura de la sociedad, que favorece la presencia del hombre y los valores masculinos, y también porque las mujeres tiran la toalla en el momento que tienen que tener los hijos, quizás en el momento más productivo en la carrera de un científico.

La mejor manera de evitar esta situación es que las mujeres vean modelos de otras profesionales con éxito en cualquier ámbito. Es importante que las niñas en los colegios no estén pensando que su función es ser cuidadoras en el futuro y en ese tipo de profesiones, sino que pueden ser cualquier cosa que se propongan, porque no hay ninguna limitación que se lo impida excepto la propia sociedad.

—¿Cómo se puede hacer realidad ese cambio de mentalidad?

—Para ello son fundamentales las charlas que impartimos y los programas de puertas abiertas que organizamos desde el Instituto de Neurociencias para los institutos, colegios y la población en general. Las personas que trabajamos en los laboratorios también vamos a institutos y colegios a impartir charlas para motivar en la vocación científica porque se está perdiendo, no sólo en términos de género con las mujeres, sino en la población en general, que piensa que son profesiones mal remuneradas y con poco futuro.

La crisis nos ha dejado una sociedad muy polarizada, con una disminución dramática de la clase media en España, lo que no favorece medidas que promuevan un cambio en el concepto de la sociedad y ahí debemos intervenir.

—El próximo 28 de abril habrán elecciones, ¿qué pide a los políticos?

—Tras las elecciones electorales, sea el resultado que sea, gobierne quien gobierne, deberá seguir existiendo un Ministerio de Ciencia que continúe con la labor de trabajar por promover la ciencia y su excelencia en nuestro país.

 

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