En estos o en parecidos términos se expresaba Isidro Vidal Martínez recordando aquellos tiempos en que pasaba la noche en espera hasta ver asomar una nueva mañana en coincidencia estricta con la salida madrugadora del periódico de cada día. Eran (y son, pese a internet) las primeras visualizaciones de muchas personas, tanto las noctámbulas como las madrugadoras. El pan, además, estaba crujiente y calentito, igual que el periódico, que también estaba candente y olía, a veces con perfume fuerte, a tinta de imprenta o de rotativa. Este caballero, que por su porte habitual, casi siempre llevaba sombrero conformando un conjunto de armario bastante distinguido, hizo de todo en el periodismo: gacetillero, reportero, cronista viajero, articulista, crítico de arte, crítico taurino, entrevistador de corto y de largo (con sus afamadas entrevistas-río), director, incluso director-propietario.
A estas tareas se refirió Mariano Soriano, actual secretario general de la Asociación de la Prensa de Alicante, en su intervención en el Homenaje póstumo a Isidro Vidal Martínez que se celebró en Monóvar el sábado 1 de diciembre con el sobrenombre que todos los que le conocían le solían añadir: Monovero y periodista. Él ejerció de estos dos atributos durante toda su vida, que al fin y a la postre fue un breve trayecto de 40 kilómetros o 40 minutos. Hasta que el 11 de abril de 2018 hizo su último viaje, esta vez para reposar para siempre y tranquilamente en el Cementerio de Monóvar.
Periodistas, amigos y familiares se congregaron en la Casa de Cultura de Monóvar para rendir tributo de admiración, amistad, recuerdo, respeto y agradecimiento, pues también la ciudad que le vio nacer se vio beneficiada de gran cantidad de actos culturales que fueron organizados por Isidro Vidal. Intervinieron, además de Mariano Soriano, Joaquín Santo, Elvira Rodríguez, José Payá, Rafael Poveda y Rafael Jover, quienes contaron sus experiencias en relación con la profesión periodística, el ambiente familiar y la amistad.
Especial importancia tuvo el agradecimiento emocionado de sus hijas Maritina e Inmaculada Vidal Bernabé que aportaron datos de su fallecido padre, y es preciso recalcar que la organización corrió a cargo de la Asociación de Estudios Monoveros, que demostró su sensibilidad al no querer demorar en el tiempo un acto que ensalzara su figura. Es curioso cómo coincidieron los intervinientes en decir la expresión “¡Era impresionante!”, al citar la capacidad de trabajo que este amante de la cultura demostró a lo largo de su vida (murió con 95 años). También detallaron su figura de caballero galante y elegante, por su refinamiento, su “panamá” y su bastón.