Los eurofans españoles se quedaron decepcionados y tristes cuando en la noche del sábado la canción que representaba a España quedó la quinta empezando por la cola. Y eso que se cantó en inglés, tal vez para captar más adeptos que no entienden el castellano. Ni así. Vaya chasco y vaya chorrada presentarse a un festival de canción cantando en inglés. ¿Tan feo es el español? ¿Les daba vergüenza a los responsables de nuestro país que se cantara en el idioma propio?
La verdad es que no acabo de entender qué pinta ese festival presentando a cantantes que, por mucho que lo intenten, no pasan de una tercera línea en el panorama musical de sus respectivos países. Intentaron disimular la caspa y lo rancio con efectos luminosos y digitales. Eso sí, mucho público en el recinto y poco calor y gracia en las intervenciones de los eurojurados. Eurovisión es un ejemplo más de lo que se entiende como Europa, al menos como intento añejo de ofrecer una normalidad europea en el campo de la canción. Se queda en pura anécdota, nada más.
Europa ha sido secuestrada por funcionarios y políticos que están muy cómodos en todas las instituciones que han ido creando a medida que necesitaban abrirse paso en el campo laboral con la excusa de una unión que no acaba de convencer a los habitantes de los países miembros del club. La tela de araña que han tejido es tan grande que cubre todo el territorio europeo con agencias, escuelas, delegaciones y una extensa lista de organismos llenos de trajes y corbatas, de sueldos generosos y de políticos que miran a otra parte cuando surge un problema como el de los refugiados de otras zonas del mundo. Altos presupuestos para decidir cómo arrancar olivos o producir menos leche por respeto a los cupos. Aportaciones millonarias de cada país. Reuniones, votaciones y silencio. La mirada perdida en el vacío cuando otros seres humanos piden asilo.
Europa y todas las millonarias instituciones que dicen representarnos a todos los europeos se diluye en las lágrimas de los inmigrantes que no entienden cómo se les da la espalda. Los verdaderos europeos son los ciudadanos, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales. Para abrazar a un refugiado no hacen falta tantos idiomas. Con uno basta. Todo lo otro no me sirve. Lo siento.
Publicado en elmundo.es el 17 de mayo de 2016