Se le está derritiendo el helado

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¿LAS VACACIONES han empezado bien? Me alegro. No esperaba menos de personas tan decentes como ustedes; una familia modélica donde las haya, con todos los peldaños de la vida organizados hasta el milímetro. Me han dicho que sus hijos han sacado buenas notas. Me alegro. Y la mayor, matrícula de honor. Qué bien ¿verdad? Veo que siguen ocupando el toldo de toda la vida en la playa de siempre y que están esperando al chico de los helados.

Miren…ahí viene. Supongo que le comprarán los sabores de otros años, aunque cada vez le ponen más conservantes y potenciadores del gusto. Pero están buenos y más vale engañarse que quedarse sin helado, ¿verdad? Qué agradable es verles a todos juntos, recogidos debajo del toldo, esperando a que el padre dé la orden para poder lanzarse al agua. Pero primero hay que comerse el helado. Son, si me lo permiten, lo más parecido a un rebaño de corderitos sumisos, bajo el manto protector de los padres que cuidan con primor a sus retoños. No quieren que les falte nada y se desviven para que sean felices. Qué monada de estampa. ¿Me permiten que les haga una foto? Gracias. La pondré en el corcho de la oficina para que todos mis compañeros tengan envidia al verla y sepan que conozco a una familia de verdad.

Todo en orden, hasta el periódico de siempre presto a que lo lea el patriarca cuando se acabe el helado. Lo coge el hijo pequeño y se fija en una foto de portada. Es una estampa tomada en una playa muy parecida a esta. Hay mucha gente en círculo y en el centro dos cuerpos de niños y tres mujeres mirando al cielo, con los ojos cerrados, como si estuvieran durmiendo. ¿Qué están haciendo estas personas en la playa, papá? El resto de la familia mira el diario y el padre lo coge y lo dobla. ¡Vamos, que es hora de entrar en el agua! Los niños van todos juntos, con la hermana mayor como guía. Todos han podido ver la foto de los niños y las madres muertos. Podían ser ellos los ahogados en el vuelco de la patera. Pero no. Ellos no son sirios ni su país está en guerra. Otean el horizonte y oyen gritos de miles de niños pidiendo auxilio. Son gaviotas. El mar es azul.

Publicado en elmundo.es el 19 de julio de 2016

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