SI ES CIERTO lo que se escucha en los pasillos del Palau y no se trata de una broma premeditada para calmar ánimos y despertar pasiones, vamos a tener de nuevo la oportunidad de sintonizar un canal de televisión hecho desde aquí y que ha padecido un largo letargo por causas ajenas a la voluntad de los telespectadores.
Una televisión propia es un instrumento de vital importancia para conseguir qué cosas. Si se trata de manipular a la opinión pública, se puede. Si lo que se pretende es «vender cabras», también. Todo cabe en una pantalla y su efecto puede decantarse al lado de los que manejan los hilos políticos y a la contra del «enemigo». Así suele ser y así ha sido aquí, sin ir más lejos. Desde que se anunció, en la Era Lerma, la llegada de una tele cercana, nuestra, mucho ha llovido. Pasamos del Eros al Tánatos sin casi pestañear. Todas las expectativas de tener, por fin, un medio de comunicación en nuestra lengua se colaron por los inodoros de los despachos con derecho a decidir sobre los contenidos a ofrecer. Participé, modestamente, en la parte creativa de unos primeros pasos que abrieron el apetito a muchos profesionales ávidos de darlo todo por una causa histórica, emotiva y con las herramientas adecuadas para crear el andamiaje y el contenido adecuado a una televisión y radio que, en una primera fase, sí cumplía con las expectativas de los valencianos. Pero el edificio se agrietó en todo su conjunto y se decidió cerrarlo.
Ahora se dice que va a volver a abrir sus puertas una televisión valenciana. El President Ximo Puig estuvo en los primeros pasos de RTVV, con Joan Lerma. Sabe perfectamente lo que se pretendía y, creo, que no querrá caer en los mismos defectos que abortaron las esperanzas. Hacer una televisión y una radio que potencie y normalice nuestro idioma es fundamental para que el valenciano no muera en el olvido. Idioma y contenidos. Entiendo que nuestra televisión no tiene que repetir los formatos de otras televisiones, con la única diferencia de la lengua. Tenemos mucho que ofrecer, recuperar y lanzar al mercado. El País Valencià tiene un potencial en todos los campos sorprendente. Todo el patrimonio, todo el poder creativo de los valencianos tiene cabida en la futura televisión. Vendámonos de una puñetera vez como sabemos hacerlo. Es la última oportunidad.
Publicado en elmundo.es el 26 de julio de 2016