Finales de la primavera de 1925, Alicante recibe al general Miguel Primo de Rivera tras la visita relámpago del rey Alfonso XIII hacía dos meses escasos atrás. La ciudad y las autoridades se
Un episodio desafortunado de la Alicante decimonónica...Muere un marqués sin descendencia directa con un rico legado artístico que dona a la ciudad de Alicante, pero sus voluntades no son respetadas. Y lo que pudo haber sido se queda en una frustrada carrera legal que pierde la ciudad, los ciudadanos y el arte, cayendo en el olvido. Te lo cuenta Benjamin Llorens a razón de su investigación en diarios de los años 20 del pasado siglo.
Mayo de 1925. Alicante se viste de luces para recibir al torero del momento, Juan Belmonte, padre de la tauromaquia moderna que decide reaparecer en la terreta tras tres años de ausencia. La expectación nacional es de alto voltaje y la ciudad se convierte en el epicentro mundial del toreo. Hace 94 años ya se practicaba aquello del turismo de eventos. Por Benjamín Llorens.
El incipiente tráfico aéreo de 1925 se intensifica en Alicante, cuyas líneas adquieren relevancia de enlace con el norte de África. Tras 20 meses del golpe de Primo de Rivera, se levanta el estado de guerra de forma fugaz y se producen encuentros institucionales entre las tres provincias de la entonces Región Valenciana. Las crónicas de Benjamín Llorens de aquellos años, en Contrastes.
La primavera de 1925 llega cargada de sucesos en la ciudad de Alicante. Robos de mercancías peligrosas en los trenes que venían de Madrid, un aparatoso incendio en pleno centro de la ciudad y numerosas pérdidas de objetos en el recién inaugurado tranvía eléctrico. No faltaron los homenajes a los ilustres, en este caso Eleuterio Maisonnave, alcalde de la ciudad y ministro de la primera república, así como el interés social por los problemas de salud del entonces general gobernador Cristino Bermúdez de Castro.
De nuevo una mirada al escaparate de la ciudad de Alicante para señalar las deficiencias y agresiones estéticas que padece, nuevas y reincidentes. Benjamín Llorens vuelve a denunciar la dejadez institucional de cara a defender y cuidar la imagen de lugares emblemáticos que son la tarjeta de presentación de una ciudad de servicios como Alicante, con el turismo como importante fuente de ingresos.
Un paseo por la fachada marítima de Alicante es el recorrido más habitual de los visitantes de la ciudad. Su impresión de lo que ven les hará repetir, recomendar destino, o bien lo contrario. Benjamín Llorens hace un repaso de la evolución de las construcciones que han ocupado tan privilegiado lugar y pone el acento en algunas deficiencias que a día de hoy empañan la estampa de la ciudad.
El 8 de marzo de 1925 las calles alicantinas también eran protagonistas de manifestaciones cívicas, pero hace casi 100 años la causa era bien distinta: en este caso, se homenajeaba a los militares liberales fusilados en el turbulento 1844 en el Malecón de Alicante. También las nuevas formas de transporte por tierra, aire y mar protagonizaban la crónica de aquellos días que iban transformando la vida de los alicantinos. Nos lo cuenta Benjamín Llorens en la serie "Los felices años locos" de su sección "Contrastes".
La terreta ha dado grandes nombres a lo largo de la Historia, y Benjamin Llorens nos descubre a un desconocido alicantino que llegó a ser gobernador de la vasta extensión del Louisiana del s. XVIII, donde se le recuerda con honores. De cómo un hijo del levante español participó con protagonismo en hechos relevantes de la historia de Estados Unidos, en "Contrastes".
En el ecuador de los años 20, la vida en Alicante continúa bajo la dictadura de Primo de Rivera celebrando efemérides tradicionales y siguiendo la estela del progreso con la apertura de concesionarios de coches. La guerra de Marruecos sigue haciendo mella y se pone solución a necesidades sociales de primer orden, como la proyección de la nueva Casa de Socorro. Una nueva entrega de las crónicas de Benjamín Llorens sobre el Alicante de hace 100 años.